Te soñé...

Como en un lecho me tendí en el mar.
Hechizada por musgos y por linos
tuve acoso de brazos peregrinos
que me echaban las ondas al pasar.

Contra mi carne se batió el azar.
El agua ...furia, vértigos y vinos...
se entretenía con los bordes finos
de mis caderas, blancas de esperar.

Entonces: grave, pálido, insereno,
llegaste como llega siempre el mar
y tu mirada me hizo sentir.

Ni Dios mismo nos pudo separar:
cuando una ola te volvía ajeno
entrabas en mis piernas con el mar.

Entonces,
mis pechos como hielos recién cortados,
en el agua plana de tu pecho.
Mis hombros abiertos bajo tus hombros.
Y tú, flotante en mi desnudez.

Extendí los brazos y sostuve tu aire.
Pudistes desceñir mi sueño
porque el cielo descansaba en mi frente.
Afluentes de tus ríos fueron mis ríos.
Navegamos juntos, tú eras mi vela
y yo te llevé por mares escondidos.

Y así...
de toque a beso,
de humedad a silencio
te creces en ternura,
te viertes en codicia,
aprendo de tus manos
mi resplandor más hondo,
y bebo en tu saliva
mis sales y mi aroma...